sábado, 21 de septiembre de 2013

DESCONTROL DE EMOCIONES


Sentado en un banco, mirada perdida y tristeza en el alma. No tenía nada en que pensar, porque todo lo que poseía era banal y rutinario. No tenía ilusiones, ni proyectos, ni siquiera tenía alguien con quien compartir su eterna apatía. Era joven por fuera y viejo por dentro. Era un alma perdida que no sabía a dónde dirigirse. Deseaba salir de su rutina, quería soñar…
El chasquido de una rama lo hizo salir de su aletargamiento, levantó la cabeza y vio a una muchacha que paseaba a su perro por el parque, una muchacha alta y delgada, una muchacha hermosa que probablemente no estaba creada para él.
Pasaron varias semanas y cada día volvía al banco con la única idea de volverla a ver, con angustia en su cuerpo y miedo en el alma, con miles de mariposas en la barriga que lo hacían sentir, que  le hacían padecer. Suspiraba, sonreía, se moría y soñaba cada día, cada hora, cada minuto, cada segundo…A ratos vibraba de alegría y a ratos se moría por dentro. Angustiado por aquel descontrol de  emociones gritaba en su interior ¡Quiero ser como antes, quiero dejar de sentir!


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